EL JUICIO MORAL SOBRE LAS ACCIONES HUMANAS

ÉTICA – PARTE TEORICA

EL JUICIO MORAL SOBRE LAS ACCIONES HUMANAS

Hay actos que nos aparecen buenos y otros que nos aparecen malos. Actos que, cuando los descubrimos, nos hacen decir: “Que tipo tan traidor”, etc.

Contra el relativismo: escuchamos seguido que el bien y el mal no existen, que todo depende de la cultura. Es muy hipócrita: nosotros mismos no quisiéramos estar en su lugar, buscamos una excusa para no hacer nada, no queremos hacer el esfuerzo de buscar, justificar y defender porque tal cosa seria buena o mala.

En una primera aproximación, podemos considerar que:

• Son moralmente buenos los actos que contribuyen al desarrollo de los individuos y la sociedad, así como a la preservación del ambiente, lo que conserva su valor y su integridad.

• Son moralmente malos o inmorales todas aquellas conductas u omisiones que atentan contra la integridad fisica o psicologica de un individuo, la sociedad o el ambiente; lo que va contra las personas, la sociedad o el ambiente y que muestra el poco aprecio o valor que ese sujeto les da.

No todos los actos son totalmente buenos o malos: por ejemplo, se puede mentir para salvar una vida, etc. Además, no todos los actos pueden ser evaluados moralmente. Los Estoicos ponían mucha atención en las cosas neutras, que no tienen ningún valor moral. Para ellos, lo único que podía ser calificado de bueno o malo era lo que dependía totalmente de nosotros: nuestras decisiones y acciones.

¿Cómo saber si algo es bueno o malo? Para emitir un juicio, son necesarios ciertos criterios que nos ayuden a diferenciar entre distintas acciones. Un criterio sirve entonces como una orientación de la conducta. Los principales criterios éticos son la correcta aplicación de la norma y de las distintas condiciones que integran el acto moral.

LA NORMA MORAL

Para facilitar la aplicación de los criterios en los juicios morales, a lo largo de la historia, los distintos pueblos han elaborado preceptos o normas morales.

(Algunas son comunes a casi todas las culturas: no matar, no robar, respetar la vida y la integridad de las personas, cuidar y educar a los niños, ver por nuestros padres cuando no puedan valerse por si mismos, colaborar en la conservación del ambiente, gobernar con justicia, respeto y equidad, no humillar ni abusar de las personas, etc.)

La ley: Una etapa fundamental de la evolución de la civilización humana fue la elaboración de leyes. La traca mas antigua de una ley escrita es la ** de Hammurabi. Podemos ver en la Biblia toda la importancia del don de la Ley para los Hebreos. Es a través de ella que pueden vivir juntos en armonía, fieles a Dios.

Una norma es un patrón de conducta que regula nuestro comportamiento y se expresa como un deber. Ejemplo: “no robar”, “respetar para ser respetado”, etc.

No todas las normas son morales, pues existe otro tipo de normas: sociales, jurídicas y religiosas.

 Tabla de las normas, p. 35.

Las normas orientan la acción de las personas, convirtiéndose en un instructivo para la vida.

La implicación de la conciencia no es necesaria para que un acto sea bueno (ni tampoco mejor): mas vale ser generoso naturalmente que con esfuerzo. Es a través del costumbre que podemos asimilar una norma de tal manera que ya no se diferencia de nuestra voluntad.

Además de la distinción conciente/inconciente, podríamos considerar la externa/interna. Es externo lo que me viene del exterior, que no he asimilado e interno lo que ya es parte de mi vida. Hay muchas normas que quisiéramos que sean internas pero que todavía quedan externas.

La sanción del acto moral como el arrepentimiento es en el mejor de los casos, porque implica que todavía hay una conciencia del bien. Pero cada vez que se hace el mal, eso corrompe nuestro sentido moral hasta destruirlo. Así el asesino poco a poco pierde el sentido de lo que es la vida y el valor de una persona. Para que haya arrepentimiento, también se necesita que haya primero una referencia, que venga de nuestra educación o de nuestra reflexión. Sin embargo, la ausencia de arrepentimiento no implica que no haya una consecuencia psicológica, sin darnos cuenta. Nuestras acciones construyen nuestro cerebro, nuestra alma. La acciones malas construyen una mala costumbre, que nos transforma poco a poco en hombres malos.

¿Cómo debo de actuar en esta situación? ¿Cómo puedo saber si lo que hago es o no correcto? Este tema nos lleva a revisar la acción moral.

Producción (no lo voy a leer)

Hacer la lista de sus normas internas, es decir las normas que nos ponemos en la vida cotidiana. Bien distinguir entre lo que realmente es interno y lo que quisiéramos que sea interno. Cf. Paulo: yo no hago lo que quisiera hacer, pero hago lo que no quisiera hacer.

COMPONENTES DE LA ACCIÓN MORAL

 Lecturas I y II, pp. 36-37.

El sacrificio es el valor ultimo de la vida. Todos vamos a morir. El sacrificio hace de la muerte nuestra elección y transforma nuestra vida en algo mas fuerte. Hay que pensar la vida cotidiana como un sacrificio, y es la única forma de realmente sobrepasar el egoísmo. El que se sacrifica puede hacer todo lo que le parece bien sin estar esclavo de las condiciones exteriores. El solo es realmente y totalmente libre. Todos moriremos, pero lo que podemos hacer es que el tiempo de nuestra vida haya producido algo que permanece y sigue vivo en el cielo.

En las lecturas, como en todo acto moral, podemos distinguir los siguientes elementos:

• El objeto: un bien que se busca.

• La finalidad: la intención de quien realiza el acto.

• Las circunstancias que acompañan el hecho y que permiten ubicarlo en un determinado contexto.

Al objeto, fin y circunstancias se les conoce como elementos o fuentes de la moralidad y son los componentes del acto moral.

Para que un acto humano sea juzgado como moralmente bueno es necesario que el bien buscado, la intención y las circunstancias sean buenas. El bien moral es la plenitud del ser del acto humano.

Hay que distinguir entre la intención pretendida y la intención real, que no podemos conocer del exterior. La moralidad se sitúa a nivel de la verdadera intención, no de las apariencias.

El autor dice que si el objeto (por ejemplo robar) es malo, la intención del acto no

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