La Chanson Melodique

La canción popular aparecida en la primera mitad del siglo XX, tuvo un elemento formal a favor con respecto la tradición decimonónica.

Mientras su antecesora había sido primordialmente estrófica, la nueva modalidad de canción se definió a través del estribillo. Los musicólogos lo describen como la explicación en el nacimiento de la estrella de la canción en los años ’20. Ese coro no sólo llevaba a una canción a su punto clímax: era además un elemento de recordación y, en definitiva, el rostro de una canción melódica popular en formatos de todo tipo: vals, tango, rumba, pasodoble o foxtrot.

Así, el intérprete detrás de estas canciones sería reconocido y aplaudido y su fotografía en las revistas de espectáculos o participaciones en cine estrecharían la distancia con un auditorio que lo veneraba.

A este triunfo hay que agregar otro elemento a favor, técnico esta vez, que fortaleció el carácter de la canción melódica: el uso del micrófono le dio mayor peso como música escénica y ya a través de la vía de difusión radial se articuló toda una factoría de canciones melódicas con la participación de compositores, autores y directores de orquestas al servicio de la estrella en el escenario.

La canción melódica se puede emparentar además con la chanson française (Edith Piaf), el cabaret alemán (Marlene Dietrich) o la canción tradicional norteamericana (Bing Crosby) y es el antecedente directo de la balada y el bolero de los años ’50.

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